viernes, 8 de enero de 2010

Mariposa


Mariposa del aire,

qué hermosa eres,

mariposa del aire

dorada y verde.

Luz del candil,

mariposa del aire,

¡quédate ahí, ahí, ahí!

No te quieres parar,

pararte no quieres.

Mariposa del aire

dorada y verde.

Luz de candil,

mariposa del aire,

¡quédate ahí, ahí, ahí!

¡Quédate ahí!

Mariposa, ¿estás ahí?




Federico García Lorca







Madre, llévame a los campos
con la luz de la mañana,
a ver abrirse las flores
cuando se mecen las ramas.


Los reyes de la baraja
de Federico García Lorca



Si tu madre quiere un rey,
la baraja tiene cuatro:
rey de oros, rey de copas,
rey de espadas, rey de bastos.


Corre que te pillo,
corre que te agarro,
mira que te lleno
la cara de barro.


Del olivo
me retiro,
del esparto
yo me aparto,
del sarmiento
me arrepiento
de haberte querido tanto.

miércoles, 6 de enero de 2010

El Reina Sofía presenta a un Lorca sin sexualidad ni ideas políticas



La gran exposición del centenario convierte su asesinato en «heridas de guerra»


CULTURA
Martes, 23 de junio de 1998 EL MUNDO periodico

La muestra reúne más de 700 obras entre dibujos, fotografías, figurines, cartas y libros - El biógrafo de Lorca criticó ayer que se esté ocultando la vertiente ideológica del poeta durante los actos del centenario de su nacimiento



RAFAEL SIERRA

MADRID.- La exposición antológica de Federico García Lorca (1898-1936) que conmemora el centenario del nacimiento del poeta granadino traza en el Reina Sofía un amplio perfil de su biografía, pero margina aspectos tan importantes de su biografía como su homosexualidad o sus ideas políticas, y hechos como su asesinato.

La muestra puesta en pie por la Comisión Nacional del Centenario del autor de Poeta en Nueva York, la Fundación Federico García Lorca y el museo madrileño ha sido dividida en cuatro capítulos titulados Las ciudades, Los amigos, El éxito teatral y El poeta a solas. Los espectadores que se enfrenten a las 700 obras -entre dibujos, fotografías, cartas, libros y figurines- reunidas en la tercera planta del Reina Sofía se llevarán consigo la imagen de un Lorca prácticamente inocuo, sin ideología y asexuado. «Algunos españoles se empecinan en que los demás discutamos sobre cosas que no tienen ningún sentido. La poesía carece de ideología, es espíritu y belleza», afirmó José María Aznar durante una reciente visita a la Residencia de Estudiantes para apoyar el Año Lorca.

La exposición del poeta, que inaugura hoy el Príncipe Felipe, sigue prácticamente al milímetro la idea enunciada por el presidente del Gobierno. Aunque los comisarios de la muestra -Estrella de Diego, Fernando Huici y Juan Pérez de Ayala- insistieron ayer, durante la presentación de la exposición, en que han trabajado «con total libertad» y en que no han recibido «ningún tipo de presión» para minimizar ningún pasaje de la vida de Lorca, lo cierto es que la muestra está desideologizada.

«Para nosotros no hay ningún tabú en la vida de Lorca. Tratar su homosexualidad de forma muy explícita nos parecía un poco violento. El poeta nunca hizo una bandera de su homosexualidad, sino que siempre se mantuvo en el terreno de la ambigüedad», dijeron los responsables de la exposición, una exposición para muchos fallida por haber sido incapaz de sacar a la luz todas y cada una de las caras de Federico García Lorca.

Los argumentos esgrimidos por los comisarios de la antológica contrastan con la opinión de Ian Gibson recogida en el catálogo editado con motivo de la exposición: «Quisiéramos saber todo, pero absolutamente todo, acerca de un ser irrepetible que con su obra ha enriquecido, y lo sigue haciendo, a millones de personas alrededor del mundo. Pero, pese al gran acopio de información ya acumulada sobre el poeta y su entorno, hay innumerables y penosas lagunas. En primer lugar, si hoy se habla de la homosexualidad de Lorca con menos complejos y enfandos que antes, y si la crítica la suele tener en cuenta a la hora de sopesar el sentido de su obra, el silencio que durante décadas pesó sobre este aspecto de la personalidad del poeta ha hecho que numerosos testimonios que pudieran haber sido fundamentales no existan».

Otro de los puntos polémicos de la muestra es aquel que aborda -aunque eso sea demasiado decir- la trágica muerte del poeta. El certificado de defunción expedido por el juez municipal del distrito número 1 de Granada, iluminado con un potente foco, de forma muy escenográfica, es el único documento que se aporta sobre el tema. Un frío documento en el que, lógicamente, no se menciona la palabra asesinato. «Federico García Lorca (...) falleció en agosto de 1936, a consecuencia de heridas producidas por hechos de guerra, siendo encontrado su cadáver el día 20 del mismo mes en la carretera de Víznar a Alfacar». Ni una palabra sobre su asesinato, ni sobre sus inclinaciones sexuales, ni sobre su posicionamiento político... El nuevo Lorca está descafeinado.

[El pleno del Ayuntamiento de Fuente Vaqueros (Granada) aprobó ayer una moción en la que se declara a Camilo José Cela «persona non grata» por sus críticas al homenaje al poeta Federico García Lorca con motivo del centenario de su nacimiento].

Ian Gibson: «Murió por su ideología y sus inclinaciones»

Ian Gibson, biógrafo de Federico García Lorca, culpó ayer al Partido Popular de que se esté «ocultando» la ideología del poeta granadino en los distintos homenajes que se realizan con motivo del centenario de su nacimiento, en los que, a su juicio, se están «minimizando los aspectos políticos de su muerte».

En una rueda de prensa celebrada ayer en Almería, Gibson aseguró que se «quiere reducir el aspecto político en todos los homenajes por el hecho de gobernar el PP en Madrid y en Granada», olvidando que «Lorca muere por sus ideas, por ser homosexual. Y, sobre todo, por su ideología», algo que «algunas personas prefieren no recordar».

Según Gibson «hay una línea política muy fuerte en la filosofía de su obra, ya que es un autor revolucionario pero no comunista y socialista-liberal, en la línea de Indalecio Prieto», un hombre que, de vivir hoy, sería «activista de Greenpeace», dado que era un defensor a ultranza del medio ambiente. El escritor afirmó que Lorca fue una persona polifacética en una «España que se perdió para siempre por culpa de la guerra», «una tragedia de la cual el país no se podrá recuperar nunca», dijo.

Ian Gibson se refirió también a la investigación que se realiza en los archivos sonoros de una emisora de Buenos Aires para recuperar la voz del poeta, una labor que está resultando ardua ya que, si bien los documentos sonoros no se han destruido, hay una gran cantidad de ellos que está sin clasificar. La estancia de Lorca en Argentina durante los años 33 y 34 hace pensar que podría descubrirse una grabación con su voz, dado que, en aquella época, «raro era el día en que no aparecía en los periódicos por haber dado un concierto o por estrenar alguna de sus obras».

Con respecto a las declaraciones de Camilo José Cela sobre los homenajes que se brindan a Lorca por parte de colectivos homosexuales, Gibson indicó que el premio Nobel «tiene tendencia a decir cosas así, en la más pura línea machista» y que «los suecos estarán asustados pensando que dieron un premio así a una persona capaz de hablar de esa manera sobre otro autor». Ian Gibson viajó a Almería, invitado por la Diputación Provincial, para inaugurar una exposición sobre la obra de Lorca Bodas de Sangre, inspirada en un suceso ocurrido en la loalidad almeriense de Níjar. Precisamente ayer, antes de su conferencia, visitó el cortijo de los Frailes, lugar donde se desarrolló realmente la tragedia.

http://www.elmundo.es/1998/06/23/cultura/23N0102.html

La memoria de los Lorca, en una biografía de Fernández Montesinos


«En Granada durante la guerra había gente que nos evitaba por miedo», afirma el sobrino del poeta, que publica una obra sobre su familia
31.10.08 -
CARMEN SIGÜENZA. EFE

«No quiero volver a ver este jodido país en mi vida». Con estas palabras del padre de Federico García Lorca, pronunciadas en 1940, cuando toda la familia cogía el barco del exilio para Nueva York, comienza 'Lo que en nosotros vive', la biografía escrita por Manuel Fernández Montesinos, sobrino del poeta.

Una biografía que quedó finalista en la XX edición del Premio Comillas, que acaba de salir a la calle editada por Tusquest y que se presentará el próximo día 18 en Madrid. Y un libro que es un monumento vivo a la memoria de muchos de los acontecimientos más importantes del siglo XX y de sus principales protagonistas.

Entre estos protagonistas, vistos por los ojos de Montesinos cuando era un niño en la Vega de Granada, sobresalen los padres de Federico García Lorca, abuelos del autor; su propio padre, que fue alcalde de Granada en 1936 y que fue asesinado unos días antes que Lorca, y Fernando de los Ríos, su gran mentor.

Así, el que fuera presidente de la Fundación García Lorca hasta que se jubiló en 2006 y que en la actualidad es portavoz de la Comunidad de Herederos de Federico García Lorca, explica que con este libro ha querido que no se perdiera la memoria de una familia y de unos nombres de los que quiere dejar constancia. «Una familia laica y de izquierdas a la que siempre, por unas razones u otras, se ha considerado un poco diferente o rara», añade.

Temor en la ciudad

«En Granada -aclara-, durante la guerra había gente que nos evitaba por miedo; en Nueva York, éramos también extraños. Luego cuando regresamos a esa España tan pobre y pacata también nos sentíamos raros. Así es que, en cierta manera, yo me he sentido una pieza de un gran puzzle en el que por fin me siento encajado y feliz con mi mujer y mis dos hijas», confiesa Montesinos (Granada, 1932).

Montesinos asegura que la imagen que tiene de su tío y de su padre es muy lejana. «No recuerdo nada, sólo un ambiente de tragedia, y a mi madre en la cama enferma por la muerte de mi padre. Ella misma recordó en una entrevista que, estando en la cama, entró mi abuelo y, al ver su cara, ella gritó: '¿Federico!', y así fue: al parecer, él le iba a comunicar la muerte de mi tío».

Luego vendría el exilio a Nueva York, donde su abuelo no aprendió ni una palabra de inglés. «No quería nada más que garbanzos y bacalao», añade. Y en el libro también está un Juan Ramón Jiménez «poco cordial». «La verdad es que guardo una impresión de él con mucha tirantez y su figura me resultó fría y muy distante». Montesinos también relata su regreso a la España franquista, donde estudió Derecho y donde se involucró en una revuelta estudiantil que le llevaría a la cárcel. Y después, vuelta al exilio. En este caso a Alemania, donde comienza su relación con los sindicatos europeos. En 1977 fue candidato socialista por Granada al Senado, un corto camino político que le llevó a conocer bien a Guerra y a González.

«España ha cambiado mucho. En realidad ahora estamos viviendo los avances de la República. Yo he vivido al lado de la República, veía casi a diario a Fernando de los Ríos, que fue mi mentor y lo conocí bien. Él hablaba con mi abuelo a diario», subraya. El autor asegura que, aunque la Transición le pareció muy bien «gracias a que todos fuimos muy buenos, todavía hay que recuperar una buena parte de la memoria». «Lo que me gustaría ver antes de morir es que desapareciera esa frase del 'terror rojo'. El terror rojo pudo durar unos meses por el vacío del poder creado por el levantamiento de Franco y los rencores familiares de unos y otros, pero eso no fue la República. No es política de la República decir que iban a matar a curas o monjas, eso es pura mentira».


http://www.ideal.es/granada/20081031/cultura/memoria-lorca-biografia-fernandez-20081031.html

¿Por qué buscan en el azar oscuro a Lorca? Tony Raful - 1/5/2010




Ian Gibson, el hispanista que ha consagrado su vida al estudio de Federico García Lorca, ha reclamado que el Estado español debe buscar al poeta, involucrarse en las excavaciones, encontrar a los fusilados a la vera del olivo y la barranquilla, explorar todos los parajes aledaños, donde una noche horrible de 1936, su cuerpo fue lanzado a la fosa común. Quizás una maravilla de cocuyos exhumó su cuerpo en un suavísimo oleaje de luz, de rio helado o de escarcha. Quizá no lo encontrarán sino en un convite gitano de madrigal y lamento.

Es posible entonces que se haya vuelto resina, vidriera ambarina de fósil y pira. Un rumor de sangre andaluz que habla de amor a las rosas, que busca el purpurino asomo de la bala y su enojo, donde silfos y pájaros se acodan heridos, pedimento de un alma en fulgor, palabra encinta en el balcón florido de su poesía, así no más, en el blando giro del albur, la tragedia amanecida de su borrasca de muerte, Federico inmenso nos dejó el destino paralelo de su conjura de grito y ternura, su frente como embeleso de calada estrella, su galante romería de aleteo y canción.

Sonido ondulante, teclado mágico de versos, Federico es vértigo calcinante, enjambre de destellos cuando la palabra recupera su don prístino de creación. España fecunda no ha parido un poeta de las vibraciones telúricas y musicales de Federico. Ha habido grandes aedas, impresionantes cultores del verso, magnas voces de la poesía, pero nadie ha ensalmado la primavera con su dulzor, con su rayo que inflama el cielo y las mejillas, la veloz huída de una loca fantasía.

Federico era un hechizo de pasión y plegaria, un alabastro de cera y párpados donado por el amarillo velador del rocío. Pablo Neruda, cargado de banderas y utopías libertarias, lo asumió en aquella muerte voraz del fascismo, porque los fascistas no resistían su poesía, su risa galante, su decir, que era numen del espíritu

libre, su presencia comprometida con la historia, y Neruda escribió, que por él pintaban de azul los hospitales. Nunca supimos qué quiso decir Neruda, pero después indagamos por el azul invencible celeste,

por el azul templado de las aguas, por el azul que enloquece la muerte y retorna la alquimia de vida en el alma herida. Azul debe ser el cielo tenaz de Federico, sus seráficas visiones en las alas turbias de la muerte. Azul debe ser el éxtasis en los contornos prometidos del amor.

Sobre su nombre han lanzado todas las miserias, han procurado todas las debilidades, han vuelto a matarlo con el denuesto, como si fuera posible igualarlo a la gentuza, como si le hubiésemos pedido algo más a Federico que no fuera su gracia, su alegría, su eufonía de alondra, la frescura de sus versos, como si le hubiésemos pedido a Federico algo más que no fuera su consecuencia, su militancia en el bando de los pueblos. Pero no han podido con él, España cansada busca su gozo, el júbilo de su lumbre y su mundano desvarío. Dejad a Federico como tormento y dicha, dejadlo como vivió, impetuoso, amigo, anti fascista, poeta exquisito, hombre y niño que sollozan en el albedrío mugroso de la muerte injusta. Dejad a Federico en el sutil ensueño, en el campo minado de los sentidos y preguntad por sus versos, preguntad por su baile, por sus cabriolas de andaluz, preguntad por qué murió y del lado de qué oferta de fosforescencia y sueños puso su cadencia y su honor, su fortuna de alma y martirio.

Ahora lo buscan en el promontorio granadino, en las afueras, en el altozano donde afligieron su alborada, donde echaron tierra a su quimera, donde hicieron oscura su esmeralda, su pico breve de aurora y follaje; ahora pregunta por él, la morralla de zacatecas y fiscales, telarañas y borrascas, ¿a quién buscan? ¿Por qué buscan en el estercolero, en el azar oscuro los besos y las antorchas, la ternura y los nardos, el verde que te quiero verde, la luna gitana, sus bodas de sangre, la casa de Bernarda Alba, su poeta en New York, el llanto inconsolable por Ignacio Sánchez Mejía? ¿Por qué tanto espectáculo si la muerte no ha podido detenerlo, atajar su simiente de fuego y sonidos?

Yo tampoco quiero ver su sangre de luz cuajada ni los pálidos azufres del polvo y la serpiente. Yo no quiero ver los decretos del otoño ni ver su boca como una espada rota en los olivos. Yo tampoco quiero verla, Federico García Lorca: ”¡Qué no quiero verla! /Que no hay cáliz que la contenga/que no hay golondrinas que se la beban/no hay escarcha de luz que la enfríe/no hay canto ni diluvio de azucenas/no hay cristal que la cubra de plata/ No/ ¡Yo no quiero verla!”.


http://www.listindiario.com.do/app/article.aspx?id=126995

viernes, 1 de enero de 2010

El lagarto está llorando

Composição: Federico García Lorca - Paco Ibáñez

(De ”Canciones para niños” - 1925)


El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer,
el lagarto y la lagarta,

han perdido sin querer
su anillo de desposados.

Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado, ay.

Miradlos qué viejos son,
el lagarto y la lagarta.

Miradlos qué viejos son,
qué viejos son los lagartos.

Ay, cómo lloran y lloran,
cómo lloran los lagartos.

Ay, cómo lloran y lloran,
ay, ay, cómo están llorando