sábado, 12 de mayo de 2012


EL AMOR OSCURO DE GARCÍA LORCA Manuel Francisco Reina: “Ya es hora de descorrer este velo de silencio” El autor de 'Los amores oscuros', la novela que recrea el amor entre Lorca y Juan Ramírez de Lucas, reclama que la Ley de Patrimonio Histórico Artístico sea extensible a documentos Amelia Castilla Madrid 11 MAY 2012 - 08:57 CET11 Cuántas familias han destruido cartas, fotografías y documentos históricos importantes... La dura posguerra española, donde el pánico a ser detenido y encarcelado no animaba a guardar recuerdos comprometedores en ningún escondite. Sorprende que Juan Ramírez de Lucas (Albacete, 1917- Madrid, 2010), el hombre que compartió la vida de Federico García Lorca durante casi dos años, tuviera el arrojo de conservar los documentos que le unían al poeta, entre otros la que quizás fuera una de las últimas cartas que escribió Lorca o el romance en que desvelaba sus sentimientos más íntimos. Los documentos en poder de los herederos de Ramírez de Lucas, con las anotaciones realizadas por él mismo sobre la vida de ambos y sus ideas políticas, ayudarán enormemente a conocer nuevas cosas sobre García Lorca. El escritor Manuel Francisco Reina (Jerez de la Frontera, 1974), autor de Los amores oscuros, la novela en la que recrea la relación de la pareja desde que se conocieron la tarde que los presentó Pura Ucelay —“¿Oye, de dónde sacas tú a unos hombres tan guapos?”— hasta la muerte del periodista a los 93 años en Madrid, lleva dos años enlorcado. Desde que empezó a buscar la documentación que salpica toda su novela, mucha sacada de las páginas de prensa de la época con la crónica de los estrenos del momento, le atormenta esa idea de pérdida de documentos. “¡Que se acabe la vergüenza! Ya es hora de descorrer este velo de silencio que, por absurdas cuestiones morales, lleva a la gente a destruir papeles históricos aun en estos tiempos en los que hay libertad de expresión. La Ley de Patrimonio Histórico Artístico debería ser extensible al tema documental”. Su idea es que el Estado, lo mismo que es expropiable un castillo o se paran unas obras porque se ha encontrado unas ruinas arqueológicas, debería tener la potestad de hacerse con los papeles de personajes fundamentales en la historia de nuestro país para que puedan ser usados por los investigadores. Lo contaba ayer por la tarde, abrumado ante la avalancha de llamadas que había recibido de medios de toda España, tras publicarse en EL PAÍS el secreto que Ramírez de Lucas guardó durante más de 70 años sobre su pasión junto a García Lorca. No resulta fácil parar a Reina cuando toma la palabra. Sin transición y sin cerrar las frases, salta de la copla a Lorca, a Miguel de Molina o Rafael de León, al que califica como uno de los grandes poetas. Llegó a Madrid hace 14 años pero sigue llevando el sur dentro. Él mismo parece un personaje sacado de Romero de Torres, con su melena negra recogida en un moño y sus increíbles pestañas rizadas sin gota de rímel. En su terraza, plagada de rosas y geranios —“como Lorca, que decía que los jazmines le provocaban líricos dolores de cabeza”—, explica que su novela, que sale a la venta el 22 de mayo, pone en valor toda la inteligencia moral e intelectual del poeta. Para este escritor, que ha publicado en todos los géneros literarios y realizado un documental sobre la copla, el autor de Yerma fue la principal víctima de ese elemento tan lorquiano del destino que llenaba sus obras: “Ese fátum que, te pongas como te pongas, te va a llevar al matadero”, dice. “Podía haber aceptado la invitación de Margarita Xirgu y marcharse a México tranquilamente con su novio, pero él no estaba huyendo, quería hacerlo bien. Además de un genio, Lorca era una persona que siempre se ponía en los zapatos de otro. ¿Cómo entender si no su relación con Ramírez de Lucas y su insistencia en que hablara con sus padres?”. Además de la carga sentimental, su novela también hace una defensa política de las ideas republicanas, ahondando en lo complicado que resultaba vivir entre trincheras ideológicas. A Lorca se le mató tres veces: “La física; la civil, cuando se trató de restar importancia a su categoría como escritor —“si hasta Aldous Huxley pidió explicaciones al Gobierno de la República y al bando franquista para que se aclarara su muerte, en plena contienda”— tildándole de mariconcete y afeminado; y la muerte silenciosa, de la que también fue víctima Ramírez de Lucas, obligado a callar su dolor ante el terror que imponía el régimen sobre la afectividad y la sensualidad, representada en la Ley de Vagos y Maleantes”. Su novela, dice, se debe leer como un homenaje a todos los amores oscuros. Reconoce que, casi tres cuartos de siglo después de la muerte de Lorca, las cosas han cambiado bastante. “Antes todos eran conservadores. Los padres de Ramírez de Lucas porque eran muy católicos, pero los propios padres de Lorca también eran conservadores aunque votaran socialista; su madre apenas le hablaba y su padre mantenía con él una relación muy protectora. Eso ha ido cambiando pero todavía nos encontramos cada día con destellos homófobos”. Como homosexual que ha ejercido su derecho al matrimonio, asegura que detesta los clichés y que no se siente para nada un abanderado de la causa gai. “No quiero que me toleren, quiero que me respeten. Se han creado unos estereotipos que tienen mucho que ver con los bufones, como esos mariquitas que acompañan a las señoras, que resultan muy cómodos para el poder. Lo que hay que pedir es la normalidad. Lorca fue un defensor de la libertad”.

La última carta de García Lorca EL PAÍS saca a la luz la misiva dirigida desde Granada a su novio, Juan Ramírez de Lucas Querían viajar a México pero el asesinato del poeta lo impidió Amelia Castilla / LUIS MAGÁN Madrid 12 MAY 2012 - 01:17 CET68 “En tu carta hay cosas que no debes, que no puedes pensar. Tú vales mucho y tienes que tener tu recompensa. Piensa en lo que puedas hacer y comunícamelo enseguida para ayudarte en lo que sea, pero obra con gran cautela. Estoy muy preocupado pero como te conozco sé que vencerás todas las dificultades porque te sobra energía, gracia y alegría, como decimos los flamencos, para parar un tren”. Sobre la cuartilla blanca, fechada el 18 de julio de 1936 en Granada, Federico García Lorca trataba de consolar a su enamorado Juan Ramírez de Lucas. La pareja se encontraba llena de ilusiones y de proyectos. Lorca había decidido aceptar la invitación de Margarita Xirgu para viajar a México pero quería marcharse con el estudiante de 19 años, que soñaba con ser actor y que ya había hecho sus primeros pinitos en el Club Teatral Anfistora. La complicidad era mutua pero necesitaban la aprobación del padre del muchacho, un reputado médico albaceteño. El poeta había cumplido 38 años pero a su amante le faltaban dos para alcanzar la mayoría de edad. Podrían haberse fugado. Seguramente Lorca tenía los contactos necesarios para que pudieran salir de España con papeles falsificados pero se negó a hacerlo. Ramírez de Lucas debía convencer a su familia para marcharse juntos pero las cosas no estaban saliendo bien: “Yo pienso mucho en ti y esto lo sabes tú sin necesidad de decírtelo pero con silencio y entre líneas tú debes leer todo el cariño que te tengo y toda la ternura que almacena mi corazón”, prosigue el poeta. Los tres folios, escritos a mano, con palabras subrayadas y alguna tachadura, llegaron a su destino cuatro días después, antes de que se cortaran las comunicaciones entre la zona republicana y la nacional. Ese mismo día se conocía el alzamiento franquista, la sublevación militar no tardaría en convertirse en guerra civil y empezaba el reinado del horror. Juan Ramírez de Lucas. El valor documental de estos folios, junto con el poema, los dibujos y los cuadernos, en los que Ramírez de Lucas cuenta sus recuerdos sobre la relación de ambos, deberá ser determinado por los historiadores pero para eso hace falta que los herederos den el visto bueno a la publicación. Hermanos y sobrinos se debaten sobre qué hacer con los documentos, que ya han merecido el interés de un gran sello editorial. Para los partidarios de sacarlos a la luz se trata de una cuestión de tiempo pero otro sector de la familia se niega a utilizar el histórico material. La trascendencia de los documentos podría ser de enorme importancia, puesto que aportarían nuevos datos sobre los últimos días del poeta. La resonancia internacional de lo publicado estos días por EL PAÍS, con una reproducción de un poema de amor inédito de Lorca dedicado a su novio, ha sido enorme, como casi todo lo que se relaciona con el poeta español más traducido de todos los tiempos. Desde Nueva York, Laura García Lorca ultima los detalles técnicos de una exposición sobre el poeta que se realizará en la Biblioteca Municipal, cuanta cómo ha sido requerida por algunos de los periódicos más prestigiosos para hablar del tema. Y lo mismo Ian Gibson. Ayer mismo, desde un tren camino de Córdoba, el biógrafo más conocido de Lorca destacaba la importancia de que afloren nuevos documentos y de que se remuevan las vías de investigación sobre el escritor. En su opinión, los documentos deberían publicarse cuanto antes para ser estudiados. Dado que se trata de una carta fechada el mismo 18 de julio de 1936, Gibson considera que podría tratarse de la última misiva del poeta de la que se tiene constancia, aunque sea difícil determinarlo al cien por cien. “Según mis datos, el pintor Pepe Caballero le escribe una carta a Lorca en esos días y se la devuelven diciendo que en esa dirección ya no vivía nadie”, añade. A sus 73 años, el escritor considera que su cabeza se encuentra repleta de nombres y de fechas pero le bastó escuchar los apellidos Ramírez de Lucas para situarse en el tiempo: “¿Vive todavía? Hice todo lo posible por entrevistarme con él pero fue imposible. Sabía que era fundamental su relación con Lorca pero no logré hablar con él y eso supuso una gran frustración. Cuando conseguí hablar con él me dijo que no quería verme, que él mismo preparaba su propia versión de los hechos, pero supongo que era una manera de quitarme de en medio”. Tres cuartos de siglo después, Federico García Lorca sigue siendo noticia. Resulta casi un milagro que el histórico material haya sobrevivido a tantos avatares. Ramírez de Lucas, al que algunos han comparado en las fotos que se conservan de cuando era joven con el galán de cine Alan Ladd, guardó durante años los recuerdos que le unían a Lorca sobreponiéndose a todos los peligros que conllevaba haber tenido relaciones con un poeta tan estigmatizado por el franquismo. En la carta de tres folios quedaban las últimas palabras que le enviaba el poeta. A los pocos días de recibirla, Albacete quedaba bajo el mando republicano y Granada en poder de los nacionales, lo que agravó la situación de Lorca. Federico García Lorca. El poeta, tan famoso como carismático, se encontraba en la cumbre de su fama. Bodas de sangre se estaba traduciendo al francés y estaba a punto de publicarse Poeta en Nueva York. Margarita Xirgu lo había invitado a México pero en los planes de Lorca también se encontraba la idea de regresar en otoño a Madrid para estrenar Doña Rosita la soltera. Sin embargo, en el otro bando solo importaba su fama de rojo y de homosexual. La situación en Granada se volvía insostenible. Su cuñado, el alcalde socialista de la ciudad, Fernández Montesinos, fue arrestado el 20 de julio en el Ayuntamiento y fusilado el 16 de agosto, dos días antes del asesinato de su cuñado Lorca. Durante un registro en la Huerta de San Vicente, en busca de uno de los empleados de la familia, el padre del poeta fue golpeado brutalmente por números de la Guardia Civil. Ante el peligro evidente y la posibilidad de que el poeta fuera el siguiente, Lorca se esconde en casa de la familia Rosales, cuyos hijos, y en especial Luis, eran íntimos del autor de Yerma. El poeta no quiso que Luis Rosales y Pepinique Rosales lo pasasen en su propio coche al bando republicano, como habían hecho con otros amenazados. Fue detenido el 16 de agosto, tras ser denunciado por Ramón Luis Alonso, exdiputado de la CEDA, que odiaba tanto a Garcia Lorca como a la familia Rosales por no querer admitirlo en la Falange de Granada. Queipo de Llano, gobernador militar de Andalucía Occidental, fue informado telefónicamente del arresto que se acababa de llevar a cabo. “¡Que le den café!” fue su respuesta. La madrugada del 18 de agosto era fusilado “por rojo y por maricón”. La noticia, pese a los rumores y las protestas internacionales que ocasionó, no se confirma hasta el 20 de septiembre, un mes y dos días después de su asesinato. Como algunos españoles que no podían acreditar un pasado glorioso al lado del bando nacional, Ramírez de Lucas se alistó en la División Azul, donde fue herido grave en la batalla del río Lovat y condecorado posteriormente. Todavía se encuentra en Internet una de las cartas que mandó a su casa desde el frente ruso. Con la ayuda de Luis Rosales buscó trabajo en ABC. Se ganó la vida como periodista y crítico de arte y arquitectura, rehizo su vida sentimental con un compañero con el que compartió treinta años. Ni siquiera a él le contó nada sobre ese amor de juventud. Mucho tiempo después, seguramente cuando la herida dejada por esa relación frustrada de manera tan dramática, Ramírez de Lucas comenzó a verter todos sus recuerdos en unos cuadernos, en los que cuenta la época que le tocó vivir, los momentos junto a Federico y sus ideas políticas. Todo ello podría ser de enorme valor para los historiadores. Hace dos años, poco antes de fallecer en un hospital madrileño, legó los documentos a una de sus hermanas. Su última voluntad fue que los documentos en su poder se conocieran. http://cultura.elpais.com/cultura/2012/05/11/actualidad/1336767388_044828.html