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Un estudio revela que se conservan 445 libros de la biblioteca personal del poeta, lector de los clásicos y de sus coetáneos · Un tercio de ellos fueron regalos, muchos de ellos intonsos
Elena Llompart / Granada | Actualizado 27.12.2009 - 13:21
¿Cuántos libros pasaron por las manos de Federico García Lorca? ¿Cuántos han sobrevivido a los registros de los sublevados militares efectuados en su domicilio en Granada? ¿Qué tipo de literatura prefería el poeta? ¿Leía a los clásicos? ¿De qué obras bebió?
La historia de la biblioteca personal de Federico es larga y accidentada. Aunque Manuel Fernández Montesinos, su sobrino, puso todo su empeño en estudiarla, ordenarla y catalogarla para la tesina de su licenciatura en la Facultad de Letras de la Complutense, su valioso trabajo se quedó finalmente sin publicar.
Ante esta laguna informativa, La Fundación Lorca ha dedicado un extenso volumen de su Catálogo general de fondos documentales a arrojar luz, recuperando el trabajo de Montesinos e incluyendo nuevas y sorprendentes aportaciones. Un estudio editado por Christian de Paepe y Manuel Fernández Montesinos -con la colaboración de Rosa María Illán de Haro y Sonia González García- revela que se han conservado casi 500 libros y revistas. Títulos que arrojan luz sobre las preferencias del poeta y que cuentan con un gran valor literario, biográfico y bibliográfico.
El poeta, que procedía de una familia de un nivel cultural muy alto para el ambiente rural al que pertenecía, leía mucho y compraba numerosos libros, aunque no tenía la paciencia de un coleccionista, ni se le ocurría, por ejemplo, hacer fichas bibliográficas. "Tuve épocas de leerme dos libros diarios", señaló en una ocasión y, en otra, con motivo de la inauguración de una biblioteca pública en Fuente Vaqueros, su pueblo natal, afirmó: "Libros, regalo cuantos compro, que son infinitos."
Según indica Christian de Paepe en la introducción del volumen, muchos de los libros del catálogo fueron regalos, prácticamente un tercio del total. Son 135 con dedicatoria y otros muchos que supuestamente también fueron regalos, como por ejemplo Los toros en la poesía castellana, Poemas arábigo-andaluces y varios tomos sobre poesía argentina. Curiosamente, "entre este grupo de libros regalados y dedicados se encuentra la mayoría de los intonsos", aquellos que tienen los pliegos de páginas sin cortar.
El estudio revela que existen títulos "poco corrientes", sobre todo entre los que llevan sellos de librerías de Granada y fechas de edición relativamente tempranas (1918-1919 por ejemplo), lo que puede ser "indicación de la envergadura real de la biblioteca de García Lorca, que llegó a tener, precisamente por ser muy extensa, hasta esos títulos menos conocidos".
"Que de Eça de Queiroz haya dos títulos poco corrientes, uno de ellos editado en 1919, puede ser indicación de que novelas más populares como El crimen del padre Amaro existieron también. Extraña también que exista en la colección una obra tan poco conocida como Herodes y Mariene de Friedrich Hebbel cuando no hay ninguna obra de teatro de Schiller. Entre los títulos shakespearianos no están ni El rey Lear ni, extrañamente, Romeo y Julieta, obra que sirve, como se sabe, para la trama de El público", señala De Paepe.
El hecho de que falten ejemplares que Lorca dijo haber leído, como Paraíso cerrado de Soto de Rojas, las Soledades de Góngora o Santa Catalina de Siena de Joergensen, puede deberse a que "en el momento de almacenar la biblioteca se guardasen con más esmero los libros raros o los que llevasen dedicatorias" en lugar de ediciones populares de menos valor.
Por otra parte, es llamativa la presencia de numerosas obras de la literatura universal: Dante y Machiavelli, Goethe y Kant, Aristóteles, Platón y Descartes, Sófocles y Eurípides, Cicerón, Stendhal, Balzac y Proust, Shakespeare, Tagore y Omar Kayyam. Pero, al lado de estas obras de lectura obligada en cualquier carrera literaria, la lista de novelistas rusos, ingleses y franceses, y de dramaturgos ingleses, alemanes y escandinavos, es "verdaderamente extraordinaria".
Otra característica bastante significativa, según destaca Christian de Paepe, es el carácter "predominantemente liberal" de la colección. Entre los libros se encuentran, en la tranquila compañía de Santo Tomás de Aquino, San Ambrosio o San Agustín, obras que en un ambiente como el que predominaba en la Granada de principios de siglo se considerarían escandalosas: Candide de Voltaire, Discurso preliminar de la Enciclopedia de D´Alembert, El origen de las especies de Darwin, amén de tomos de Unamuno, Ruskin, Wells, etc.
Claro está que la presencia de un total de 46 títulos de publicaciones seriadas "demuestra a su manera los numerosos contactos que Federico García Lorca mantuvo a lo largo de su vida con el mundo más amplio de la cultura y de las artes". Y, al lado de las clásicas revistas regionales o de las efímeras de vanguardia, figuran algunas de las revistas más divulgadas y prestigiosas de los años veinte y treinta: L´Amic de les Arts, La Gaceta literaria y la Revista de Occidente, entre otras.
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