lunes, 28 de junio de 2010

Me sé cosicas Blog

martes 31 de marzo de 2009
Corazón, corazón
El hispanista irlandés Ian Gibson acaba de publicar un libro titulado “Lorca y el mundo gay” en el que analiza con pelos y señales la biografía sentimental y amorosa de Federico García Lorca. Según comenta el propio autor en las entrevistas previas a la publicación, en la obra se da cuenta de los novios y amantes de Lorca y se reseñan también los dos únicos amores femeninos del poeta, ambos con el nombre de Mª Luisa, y sus circunstancias.
Hace ya bastante tiempo que Ian Gibson dejó de aportar informaciones relevantes y provechosas para el hispanismo. Al igual que otros hispanistas de origen anglosajón, la fama de Ian Gibson se debe fundamentalmente a ser un pionero en la investigación de la vida de Federico García Lorca en una época —el tardofranquismo— en donde por miedo o por pudor nadie se atrevía a remover una tumba. Gibson fue un abanderado “avant la lettre” de la hoy rediviva memoria histórica y un “caballero de fortuna” en las antaño aguas dormidas de la Edad de Plata española. Agotado el tema “Lorca” y siempre cogiendo la ola de los centenarios, Gibson se atrevió con la biografía de Dalí, pero no llegó a Luis Buñuel, en donde nuestro profesor Agustín Sánchez Vidal le da sopas con honda.
El empeño biográfico de Ian Gibson ha devenido en eso: morbo, morbo y más morbo, sin que la minucia de los detalles biográficos aportados sirvan para explicar más a fondo una obra como la lorquiana que cuenta con una profusa y densa reelaboración simbólica de la realidad. Así las cosas, la presencia de Ian Gibson podría pasar inadvertida y naturalizada en un programa del corazón, como de hecho ya lo fue con reiteradas apariciones en el desparecido programa “Aquí hay tomate”.
¡Pobre Federico García Lorca! Convertido en icono gay en el atrabiliario centenario perpetrado en 1998, erigido en héroe cinematográfico de pacotilla por Andy García, objeto de atención por parte de la telebasura más abyecta, desplazado del trono poético generacional por Luis Cernuda, menguado el crédito de su producción literaria más folclórica y agitanada, cotizando a la baja sus tragedias mayores… Es el triste sino de un autor para quien su biografía se ha convertido en una losa que amenaza con sepultar su obra.

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